El Vaticano publicó el 21 de septiembre la lista de participantes para la primera sesión del Sínodo de la Sinodalidad, que se realizará del 4 al 29 de octubre de 2023.
La Asamblea lleva el nombre: “Por una Iglesia sinodal: comunión, participación, misión”, y está conformada por 363 miembros (54 mujeres) con derecho a voto.
Por primera vez, los laicos no sólo participarán en la Asamblea del Sínodo, sino que también serán miembros de pleno derecho, con capacidad para votar sobre un documento final en la última etapa del proceso, que tendrá lugar en octubre de 2024.
En la lista se encuentran algunos invitados especiales designados personalmente por el Papa Francisco, quienes colaboran en los trabajos pero no toman decisiones.
Los miembros de la Asamblea son designados “ex officio” (es decir, por su función, como los jefes de los Dicasterios y los Patriarcas), “ex electione” (es decir, aquellos elegidos por las Conferencias Episcopales o por los Sínodos de las Iglesias Orientales Católicas “sui iuris” y luego confirmados por el Santo Padre) o “ex nominatione pontificia” (aquellos directamente nombrados por el Pontífice).
Una novedad será la participación de miembros laicos con discapacidad, elegidos por el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, por su labor pastoral en la integración de estas personas en la Iglesia.
El texto por el que se regirá la Asamblea, conocido como Instrumentum laboris o “Instrumento de trabajo”, señala el proceso de esta nueva fase del Sínodo.
Basándose en las sesiones de escucha ya realizadas en todo el mundo a nivel diocesano, nacional y continental, el documento abarca temas controversiales como la posibilidad del acceso de las mujeres al diaconado, el celibato sacerdotal o la atención a “las personas LGBTQ+”.
Además, destaca la necesidad de nuevos órganos institucionales que permitan una mayor participación del “Pueblo de Dios” en la toma de decisiones.
El proceso sinodal se basa en la escucha y el discernimiento, y el Papa Francisco ha enfatizado en varias ocasiones que no se trata de un “parlamento”, sino de un “proceso” en el que se busca involucrarse con el Espíritu Santo.
ACI Prensa
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