El pasado fin de semana tuvo lugar en Zamora (España) el I Encuentro Internacional de Capellanes y Sacerdotes taurinos en el que se dieron cita capellanes de plazas de toros, sacerdotes aficionados a la fiesta, toreros, novilleros. Y un cardenal dio la vuelta al ruedo, literalmente.
Se trata del Arzobispo de Caracas (Venezuela), Cardenal Baltazar Porras, quien tuvo la oportunidad de ponerse frente a una vaca, acompañado por un torero, en la plaza de tientas de la ganadería Toros Villalpando.
Según testimonia a ACI Prensa el P. Víctor Carrasco, sacerdote de la Archidiócesis de Toledo y aficionado práctico (torea vestido de sacerdote, ya sea con clériman o sotana), el pasado sábado por la tarde, después de sucederse las diferentes conferencias e intervenciones del evento, los participantes se desplazaron a la ganadería: “Hubo un tentadero didáctico, en el que el cardenal salió a dar unos pases también acompañado de otro torero”, explica.
El I Encuentro de Internacional de Capellanes tuvo lugar en el seminario de Zamora, a donde acudieron los capellanes de diversas plazas de toros de España, Portugal y América. En concreto, estuvieron presentes los presbíteros designados por los correspondientes obispos para velar por las necesidades espirituales de los cosos de Santander, Toledo, Jerez, Ciudad Rodrigo, Castellón o la Maestranza de Sevilla en España, así como de San Luis de Potosí o Tlaxcala, en México, y San Cristóbal en Venezuela.
En total, “casi 50 sacerdotes inscritos”, detalla el P. Carrasco, más otros de los alrededores de Zamora que se hicieron presentes.
En el coloquio que mantuvieron el sábado por la mañana, destacaron la importancia de que el sacerdote se haga presente en la plaza y que su figura sea valorada por las autoridades y los empresarios de las plazas.
En España hay alrededor de 15 capellanes de plazas de toros con mandato eclesiástico. El último en acceder a esa condición ha sido el P. José Valtueña, de la Diócesis de Albacete, quien fue investido el pasado 8 de abril.
El P. Alejandro Benavente, capellán de Santander, subrayó que se trata de un oficio eclesiástico que “se ejerce para un fin espiritual”, y por ello es importante tener un nombramiento oficial.
En este sentido, el P. Carrasco añade que son “las administraciones o los dueños de las plazas de toros quienes tienen que solicitar al Obispado” la asignación de un capellán. “Los obispados no se opondrán en ningún momento, sino todo lo contrario”, augura.
Por su parte, el capellán de Ciudad Rodrigo, el P. Antonio Risueño, abundó en la idea de que “ser torero es una experiencia profundamente teológica y espiritual”.
Después llegó el turno de la disertación del Cardenal Porras, quien compartió coloquio con el novillero toledano Esteban Gordillo, que pertenece “a una familia muy católica”, según atestigua el P. Carrasco a ACI Prensa.
El cardenal rememoró “sus experiencias, vividas tanto de niño como en sus años de estudiante en Salamanca y Madrid donde cursó estudios durante más de 8 años, paseándonos por los vericuetos intelectuales, académicos y seculares de la Tauromaquia”, según refiere la Asociación Internacional de Tauromaquia, quien además destaca la frase final de su intervención: “¡Lo que ha unido la Fe y la Fiesta, que no lo separe el hombre!”.
El P. Carrasco refiere que el purpurado también reivindicó que el sitio del sacerdote también está en las plazas y acompañando a las cuadrillas porque “no hay realidad humana en la que no podamos estar”.
Por otro lado, el Arzobispo de Caracas señaló: “Suerte que tengo de ser cristiano y ser también aficionado a los toros”, según el testimonio del P. Carrasco.