Emergencia sanitaria afecta a niños Waraos en el Delta Amacuro

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Embarcación de los Misioneros de la Consolata que permite alcanzar las diversas comunidades Warao del Delta del Amacuro, en Venezuela.

Los habitantes de dos comunidades de indios warao, ubicadas en el Vicariato Apostólico de Tucupita, esperan respuestas y atención por parte de las autoridades sanitarias, ante la muerte de más de una decena de menores.

Mueren por una extraña enfermedad, luego de 72 horas, en las que la fiebre, dolor de cabeza, dolor de cuello y convulsiones, acaban con sus frágiles cuerpos. Hasta hace pocos días, eran 12 los niños de la comunidad indígena warao, ubicada en el estado venezolano del Delta Amacuro, fallecidos por un síndrome aún no diagnosticado.

Desde diversas fuentes, la mayoría católicas, se ha difundido la noticia originalmente lanzada por el padre Andrés García, de los Misioneros de la Consolata que trabaja en la comunidad warao de Nabasanuka, en el Vicariato Apostólico de Tucupita.

Desde hace aproximadamente 15 días, los niños waraos, específicamente en las comunidades de Sakoinoko y Yorinanoko, ubicadas a unas 8 horas de Tucupita, capital del estado, sufren de esta enfermedad de la cual aún no se ha publicado algún reporte oficial.

Según informaciones de Radio fe y Alegría, obtenidas directamente de uno de los líderes indígenas de Nabasanuka, estas comunidades recibieron, la semana pasada, la visita de las autoridades sanitarias regionales para investigar los decesos de los menores en las localidades de Sakoinoko y Yorinanoko. La comisión sanitaria arribó a Nabasanuka porque es allí donde funciona un hospital que atiende a otras comunidades cercanas, aunque  solo cuenta con una conexión internet satelital débil e intermitente, lo que hace difícil las comunicaciones.

Una difícil realidad

“Los waraos se encuentran desconcertados y esperan atención por parte de las autoridades sanitarias”, dice la nota de la radio jesuita. Los indígenas en Tucupita se encuentran aislados tanto geográfica como gubernamentalmente- explica una nota publicada por REPAM Venezuela- y son severamente afectados por el cambio climático, la contaminación y falta de asistencia médica

Los Misioneros de la Consolata, presentes en Nabasanuka, desde 2005, con proyectos de evangelización y promoción humana, ayudan a estas comunidades a mitigar algunos problemas, sobre todo con agua potable, alimentos y medicinas, pero la demanda es grande y no alcanza para todos.

La desnutrición, paludismo y tuberculosis, enfermedades que suelen afectar a los indígenas de la región, han aumentado por falta de asistencia médica y de medicinas en los ambulatorios. También en Boa Vista, estado brasileño de Roraima, el Equipo Itinerante de los Misioneros de la Consolata trabaja en la acogida y apoyo a los Warao forzados a emigrar de Venezuela en búsqueda de mejores condiciones de vida.

Vatican News

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