Pedro Reinaldo Bravo: “Venezuela le pertenece a la eucaristía”

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Mons. Ubaldo Santa, arzobispo emérito de Maracaibo, adorando al Santísimo Sacramento. Cortesía de El Guardián Católico

Faltan pocos días para que la Iglesia Católica en Venezuela celebre los 125 Años de su Consagración al Santísimo Sacramento. En razón de ello, Pedro Reinaldo Bravo, presenta un hermoso artículo de todo el proceso que conllevó a la consagración de nuestro país al preciado sacramento de la fe cristiana.

El próximo 2 de julio del presente año 2024 se cumplirá 125 años de la Consagración de Venezuela al Santísimo Sacramento, ceremonia litúrgica que se realizó en la Catedral de Caracas el 2 de julio de 1899, presidida por Monseñor Críspulo Uzcátegui, Arzobispo de Caracas y a partir de ese día nuestra nación es la República de Jesús Sacramentado porque Venezuela le pertenece a la Eucaristía, sacramento por excelencia instituido por el mismo Cristo.

El Sacramento de la Eucaristía

La Eucaristía que significa acción de gracia es el sacramento instituido por Jesucristo el Jueves Santo mientras celebraba la Última Cena con los apóstoles:

“Mientras comían tomo pan, pronunció la bendición, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: “Tomen y coman; esto es mi cuerpo.” Después tomó una copa, dio gracias y se la pasó diciendo: “Beban todos de ella: esto es mi sangre, la sangre de la Alianza, que es derramada por muchos, para el perdón de los pecados”. (Mt. 26, 26-28).

En la Eucaristía conocida también como Santa Misa, el Redentor está verdadera y realmente presente en cuerpo, sangre, alma y divinidad en las especies del pan y vino consagradas por el sacerdote durante la celebración, y se actualiza su único sacrificio en la cruz de manera incruenta para la salvación del mundo. Se entrega como alimento espiritual de la humanidad para la vida diaria y luego se queda en el sagrario y en las exposiciones para la adoración y oración.

Por tales motivos el Papa San Juan Pablo II en su Encíclica Ecclesia de Eucharistía refiere:

“La Eucaristía, presencia salvadora de Jesús en la comunidad de los fieles y su alimento espiritual, es de lo más precioso que la Iglesia puede tener en su caminar por la historia”.

El Santo Padre nos enseña que la Eucaristía es el gran tesoro a la que hay que amar porque este sacramento que es también el misterio del amor de Dios, Cristo está real y sacramentalmente presente para estar cerca de su pueblo, acompañarlos en su caminar terrenal hacia el encuentro con Dios en la vida eterna.

Los Beatos Venezolanos y la Eucaristía

Ante la grandeza de la Eucaristía todos los santos y beatos de la Iglesia profesaban un gran amor en todo momento. A pesar de sus grandes ocupaciones asistían y participaban tanto de la Misa dominical como también en la semana, y buscaban tiempo para visitar al Señor en el sagrario para adorarle, hablarle y tener consuelo y fortaleza ante las dificultades de la vida.

En Venezuela nuestros beatos venezolanos no eran la excepción: la Beata María de San José quien fundó la Congregación Agustinas Recolectas del Corazón de Jesús, y fue superiora de la misma durante 59 años, participaba en la Santa Misa con devoción, buscaba tiempo para visitar y orar ante Jesús Sacramentado, elaboraba las hostias con cariño y las distribuía gratuitamente a los sacerdotes. Sus escritos espirituales están llenos de expresiones de amor hacia la Eucaristía.

La Beata Candelaria de San José profesó un gran amor al Santísimo Sacramento desde joven y posteriormente como fundadora y superiora de la Congregación de las Hermanas Carmelitas Venezolanas. Buscaba tiempo en medio de sus responsabilidades para estar en oración ante Jesús en el sagrario y participaba en la Eucaristía con mucha devoción.

La Beata Carmen Rendiles también profesó durante su vida un gran amor a la Eucaristía. La congregación Siervas de Jesús que ella fundó tiene como carisma el culto y adoración a Jesús Hostia como también ayudar a los sacerdotes en sus obras de apostolados y elaborar las hostias para las celebraciones eucarísticas.

El Beato José Gregorio Hernández Cisneros en medio de sus ocupaciones como médico y profesor universitario, asistía y participaba en la Eucaristía todos los días en la mañana y comulgaba diariamente. En cualquier momento del día entraba a Santa Capilla en el centro de Caracas para orar ante el Santísimo Sacramento que estaba expuesto durante todo el día para la adoración de los fieles.

Los demás venezolanos que están en proceso de beatificación y canonización también se distinguieron por su amor a la Eucaristía entre ellos tenemos a Monseñor Salvador Montes de Oca quien fue segundo Obispo de Valencia en Venezuela. Luego ingresó en la Orden de la Cartuja en Italia y murió mártir durante la segunda guerra mundial el 6 de septiembre de 1944. Este gran Obispo vivió circunstancias muy difíciles y expresó lo siguiente: “…me queda el consuelo que por donde vaya, habrá un altar, sobre el altar un sagrario, y dentro del sagrario un Amigo que no me traiciona”.

El Guardián Católico

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