“Venezolano no es solo el gobierno y los factores políticos, sino sobre todo el pueblo que está sufriendo”.
“Respetando todo lo que sea la soberanía del país, pero respetando también todo lo que significa la dignidad del pueblo de Venezuela, se siga abriendo no sólo la ayuda humanitaria sino la posibilidad de puentes que permitan volver a la legitimidad”.
En la exhortación del 9 de enero los obispos del episcopado venezolano reiteraron el pedido de que “se le devuelvan sus competencias” a la Asamblea Nacional, y se “siga fortaleciendo la democracia cumpliendo con lo establecido en la Constitución”. El primer Vicepresidente de la CEV, profundiza sobre ello en entrevista con Vatican News.
“COMO DICE EL PAPA, ES NECESARIO MÁS QUE AHONDAR FOSAS, TENDER PUENTES”
“Lo que diría es que respetando todo lo que sea la soberanía del país, pero respetando también todo lo que significa la dignidad del pueblo de Venezuela, se siga abriendo no sólo la ayuda humanitaria sino la posibilidad de puentes que permitan volver a la legitimidad que tanto estamos pidiendo los hombres y mujeres de Venezuela”: así se expresó Monseñor Mario Moronta, Primer Vicepresidente de la CEV, interpelado sobre lo que piden los obispos a la comunidad internacional.
Ante la apertura de un panorama incierto por el desconocimiento de diversos países de la legitimidad del mandato de Maduro, le preguntamos sobre cuál podría ser el escenario hipotético futuro del Venezuela:
Verdaderamente hay muchos rumores, no sabemos qué puede pasar. Lo que sí creo es que todos los países fuera de Venezuela, incluyendo Venezuela por supuesto, deben buscar poner su mirada en el pueblo.
Ciertamente que el gobierno tiene que cambiar, ciertamente que los factores políticos de la oposición tienen que acercarse más a la gente y ahí está la clave: no olvidar que cualquier sanción, cualquier problema que suscite todo esto, cualquier decisión, si va a perjudicar a la gente no va a ser positiva, por eso creo que se debe hilar muy fuerte, y creo que también es el pensamiento del Papa Francisco: que es necesario más que ahondar fosas, tender puentes.
Ahí es donde todos tenemos que trabajar con dignidad, ciertamente, con claridad, con coherencia y con legitimidad y con la legalidad y con la constitución en las manos.
Se ha evidenciado en la exhortación del 9 de enero la urgencia de llegar un cambio, con la recuperación del estado de derecho según la constitución. ¿Cuál es el camino?
Desde hace algún tiempo los obispos hemos venido señalando la necesidad de que se respete la constitución y la institucionalidad, eso previo a lo que está sucediendo hoy en Venezuela, que es la toma de posesión del presidente luego de unas elecciones ilegítimas.
Primero denunciamos que eso era moralmente inaceptable, y que debería respetar todo lo correspondiente a la constitución y las leyes. Esto crea una desazón, una situación: en algunos caso se ha hablado de desconocimiento, en otros casos de la necesidad de restaurar el orden democrático.
Nosotros los obispos estamos en la postura de que el gobierno debe reconocer la ilegitimidad de todo lo que ha venido pasando, y que debería convocar a legítimas elecciones con un Consejo Nacional Electoral bien votado por todos, y evitar en todo momento la violencia de diverso tipo, incluida la invasión de otros países – nosotros estamos en contra de ello -.
También hemos hecho el llamado para que se fortalezca todo lo que puedan ser encuentros. Esto no tanto para dialogar, porque ya las opciones de diálogo – que son necesarias y de las que el Papa nos ha hablado – se han ido cerrando, pero sí se necesitan encuentros para buscar, con la Constitución en la mano, los caminos para restaurar el orden democrático y en esto tienen que participar todos los actores políticos, económicos, sociales del país.
¿Hay un pedido directo a la persona de Nicolás Maduro de parte de los Obispos del Venezuela?
No solamente a la persona – por supuesto que la persona de Nicolás Maduro es la que representa el ejecutivo -, hemos pedido a todos los representantes del poder ejecutivo que preside Maduro, y a todos los que componen el equipo de Maduro – fuerzas armadas, el partido de gobierno y las fuerzas que piensan que están en el camino de la Constitución, que revisen verdaderamente su postura y busquen la legitimidad.
La única manera de buscar la legitimidad, de acuerdo a las últimas investigaciones que se han realizado, es con la guía que nos propone la Constitución, que son las elecciones.
Esto puede llevar en un futuro a plantear la posibilidad de un acuerdo, un pacto de gobernabilidad entre todos los actores políticos, porque no se puede hablar fácilmente de un gobierno de transición, dado que no existe esa figura en la Constitución, pero sí se puede a través del órgano, que es el único órgano vigente y legalmente aceptado, que es la Asamblea Nacional.
Con la Asamblea Nacional se puede. Allí hay presencia tanto de la oposición como del oficialismo, y puede ser el instrumento, el órgano que facilite el reconocimiento de la necesidad de un cambio radical en Venezuela.
Ustedes se encontraron con el Presidente electo de la Asamblea, Juan Guaidó, ¿se puede saber una línea de lo que se habló en esta reunión?
En principio fue una visita institucional, una visita de cortesía. Primero habíamos tenido un encuentro la presidencia de la CEV con el presidente, y se creyó conveniente una visita, que no es la primera vez que se ha tenido, se ha tenido incluso con personalidades del gobierno en tiempos anteriores.
Hemos tenido un encuentro sencillamente donde ellos nos han indicado sus líneas, sus posturas, hemos hablado y les hemos insistido en que la AN – y así aparece en el documento que hemos dado a conocer – es el órgano que en este momento goza de la mayor legalidad y reconocimiento desde el punto de vista democrático por elecciones.
Por eso creemos que es el parlamento el que debe coordinar todo lo que se trate de conseguir para estos encuentros. Ahora, hay posturas cerradas tanto en el gobierno como en la oposición y hay posturas que impiden que esto – lamentablemente – se pueda dar.
Además de la gratitud que han expresado al Papa, por una parte, a los gobiernos que han sido solidarios con los venezolanos migrantes, ¿hay un pedido preciso del Episcopado a la Comunidad Internacional?
El pedido es que se mantengan solidarios con Venezuela, venezolano no es solamente el gobierno y los factores políticos, sino sobre todo el pueblo que está sufriendo.
Hay mucha gente que está huyendo de Venezuela, hay más de tres millones de venezolanos que han salido como migrantes a diversos países, y gracias a estos países, sobre todo a los episcopados de estos países adonde han estado llegando los venezolanos, han conseguido al menos una condición de vida mínimamente digna. Creo que esto es algo que debemos aplaudir.
Yo diría que también muchos de los países deben dejar la hipocresía diplomática porque por un lado sí, están en contra del gobierno, pero después tienen sus intereses en el país, y los intereses es como que son más importantes que el pueblo de Venezuela.
Lo que diría es que respetando todo lo que sea la soberanía del país, pero respetando también todo lo que significa la dignidad del pueblo de Venezuela, se siga abriendo no sólo la ayuda humanitaria sino la posibilidad de puentes que permitan volver a la legitimidad que tanto estamos pidiendo los hombres y mujeres de Venezuela.
“La clave y fuerza para lograr este cambio integral de política y líderes es la unión de los venezolanos dentro y fuera del país”, son palabras de Mons. Azuaje en la apertura de la Asamblea. ¿Qué pueden hacer los venezolanos que están fuera y los que están dentro para incentivar este cambio?
Nosotros desde hace tiempo hemos venido diciendo en nuestros documentos que se debe asumir la vocación del sujeto social que tiene el pueblo de Venezuela: no son sólo los políticos o los directivos de los diversos gremios y factores los que tienen que participar en Venezuela, sino que es el pueblo organizado.
Por eso incluso nosotros en el documento hemos insistido en que hablamos no en nombre de grupos o de políticos, sino del pueblo al cual servimos y del cual formamos parte.
Creo que es importante que quienes están fueran ayuden a los que están dentro no sólo con insumos, dinero, que es necesario en este momento con la situación tan crítica que estamos viviendo, pero también contagiando esperanza.
La esperanza no permite esperar que alguien venga a solucionar nuestros problemas, sino que verdaderamente tomemos en cuenta con nuestras fuerza, con nuestra inteligencia, con nuestro espíritu creador, las soluciones de los problemas.
Si el gobierno verdaderamente tuviera preocupación por el pueblo, si los dirigentes políticas tuvieran verdadera preocupación por el pueblo y se sintieran pueblo, hace tiempo se hubieran resuelto los problemas que estamos viviendo.
Pero cuando hay un divorcio, un menosprecio de la dignidad de la gente surgen las tentaciones autoritarias, totalitarias, las torturas, los menosprecios y la “búsqueda” que algunos grupos políticos manifiestan, búsqueda y ansia de poder.
(Vatican News)