El Papa Francisco invitó a los cristianos de Sudán del Sur a rezar para tener fuerzas, trabajar diariamente por la paz y caminar en la unidad, para combatir las adversidades y la violencia que aqueja al país.
“Como cristianos, rezar es lo primero y más importante que estamos llamados a realizar para poder obrar bien y tener la fuerza para caminar. Rezar, obrar y caminar”, dijo el Santo Padre este 4 de enero, en el último acto público de su visita apostólica a Sudán del Sur.
El Papa Francisco participó, en la tarde de este sábado, en un acto ecuménico de oración en la explanada del mausoleo de John Garang, en Juba, en el que participaron más de 50.000 personas, según indicaron las autoridades locales.
Durante el encuentro, se realizó un acto penitencial, seguido de la oración, la Primera Lectura y la Lectura del Evangelio.
Luego, el Papa Francisco pronunció un discurso en que reflexionó sobre los verbos “rezar, obrar y caminar”.
“Ante todo, rezar. El gran esfuerzo de las comunidades cristianas en la promoción humana, en la solidaridad y en la paz sería vano sin la oración. En efecto, no podemos promover la paz sin antes haber invocado a Jesús”, recordó.
Según el Papa Francisco, “rezar nos da la fuerza para salir adelante; superar los temores; entrever, aun en la oscuridad, la salvación que Dios prepara”.
“Es más, la oración atrae la salvación de Dios sobre el pueblo. La oración de intercesión, que caracterizó la vida de Moisés, es una obligación sobre todo para nosotros, pastores del Pueblo santo de Dios”, aseguró.
En ese sentido, el Pontífice invitó a las diversas confesiones a sentirse “unidos los unos con los otros” y “responsables de orar por todos”, para que Sudán del Sur “sea colmado de esa paz prometida, aunque, lamentablemente, no obtenida aún”.
En segundo lugar, el Papa Francisco resaltó la importancia de trabajar en favor de la causa por la paz.
“Jesús quiere que ‘trabajemos por la paz’; por eso quiere que su Iglesia no sea solo signo e instrumento de la íntima unión con Dios, sino también de la unidad de todo el género humano”, recordó.
Por ello, hizo un llamado a trabajar por conseguir “la paz del Espíritu Santo, que armoniza las diferencias”.
“Esforcémonos, hermanos y hermanas, por esta unidad fraterna entre nosotros los cristianos, y ayudémonos a transmitir el mensaje de la paz a la sociedad; a difundir el estilo de no violencia de Jesús”, exhortó.
Asimismo, pidió trabajar para “que el Evangelio no sea solo un bonito discurso religioso, sino una profecía que se hace realidad en la historia”.
Finalmente, dijo que después de rezar y obrar, llega el turno de “caminar” en unidad, porque, “antes de las divisiones históricas, hay una realidad inmutable: somos cristianos, somos de Cristo”.
“Es hermoso que, en medio de tantos conflictos, la pertenencia cristiana no haya jamás disgregado a la población, sino que ha sido, y sigue siendo, factor de unidad”, acotó.
En este sentido, el Papa dijo que para continuar en el camino correcto, se necesita memoria y compromiso. Memoria para “imitar las huellas de sus predecesores” y acelerar “la llegada a la meta de la comunión plena y visible”.
Mientras que el compromiso para socorrer a los marginados y descartados.
“Ustedes ya lo realizan en muchos ámbitos. Pienso en particular en la asistencia sanitaria, en la instrucción y en la caridad”, dijo.
“Sigan así, nunca compitiendo, sino siendo como una familia; hermanos y hermanas que, por medio de la compasión por quienes sufren, los predilectos de Jesús, dan gloria a Dios y testimonian la comunión que Él desea”, agregó el Papa Francisco.
Al final de su discurso, el Santo Padre que siempre “comencemos cada día rezando los unos por los otros, y con los otros; trabajando juntos, como testigos y mediadores de la paz de Jesús; caminando por el mismo sendero, dando pasos concretos de caridad y de unidad”.
“En todo, amémonos profundamente y de manera sincera”, concluyó.
ACI Prensa
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