El Papa Francisco reflexionó acerca de la “acogida gratuita”, un elemento esencial con el que debe contar una sociedad para poder integrar a todos sus miembros.
Este jueves 9 de marzo el Papa Francisco recibió a los participantes en el encuentro formativo de la “Cátedra de la Hospitalidad”, promovido por las religiosas de la casa de acogida en Roma (Italia) conocida como “Fraterna Domus” de Sacrofano.
Al dirigirse a los presentes reunidos en el Palacio Apostólico del Vaticano, el Santo Padre reflexionó acerca de las enseñanzas sobre la “acogida” que se muestran en la encíclica Fratelli tutti.
El Papa destacó que la llamada “Cátedra de la Hospitalidad” no es “un laboratorio aséptico en el que se elaboran fórmulas abstractas”, sino que es “un momento de reflexión inseparable del trabajo sobre el terreno”.
“Mientras escuchan y estudian, tienen presentes los rostros, las historias, los problemas concretos y los comparten con los conferenciantes y en los grupos de debate”, indicó.
A continuación, tomó como ejemplo el capítulo tercero de Fratelli tutti, titulado “Apertura progresiva del amor”.
Explicó que “en la medida en que está impregnada de esta actitud de apertura y acogida, una sociedad se hace capaz de integrar a todos sus miembros, incluso a aquellos que por diversas razones son ‘extranjeros existenciales’, o ‘exiliados ocultos’, como se encuentran a veces las personas con discapacidad, o los ancianos”.
Más tarde, ensalzó el aspecto de la gratuidad, “esencial para generar fraternidad y amistad social”.
En esta línea, destacó la importancia de “la contribución que los emigrantes dan o pueden dar a las sociedades que los acogen”.
“Pero el criterio fundamental -advirtió el Papa- no reside en la utilidad de la persona, sino en el valor en sí mismo que representa. El otro merece ser acogido no tanto por lo que tiene o puede dar, sino por lo que es”, subrayó.
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