Por Ángel Machado
Hablar que Venezuela vive la peor crisis humanitaria de toda su historia es llover sobre mojado, la crisis es algo público, notorio y con la que todos de distinta forma nos vemos gravemente afectados.
La adquisición de alimentos y el acceso a la salud son las prioridades de los venezolanos, es decir, el ciudadano invierta la mayor cantidad de su tiempo en ver ¿cómo puede llevar algo de comer a su casa? y ¿cómo puede obtener las medicinas de algún familiar?
En el caso de las medicinas, conseguir un fármaco en Venezuela no es nada sencillo, las familias viven un calvario para encontrar los medicamentos y las cifras sobre escasez de medicinas en lugar de reanimarnos nos dejan con el corazón roto.
100% de los laboratorios no producen ni un solo medicamento para los venezolanos, las medicinas que aún se consiguen forman parte del stop o reserva que pueden tener las farmacias o droguerías del país. Los otros medicamentos son importados y cuestan hasta 500% de su valor, sin contar la venta de medicinas que en Colombia son de “uso institucional” y que aquí son comercializadas por vendedores ambulantes.
Estamos viviendo el colapso del sistema de salud venezolano, en los hospitales la situación es más grave aún, 88% de los hospitales no contienen inventario de insumos y mucho menos medicinas, 76% de los hospitales nacionales no tienen acceso a agua potable los siete días de la semana ni las 24 horas al día, 96% de los centros de salud públicos no tienen como cubrir la dieta diaria de los pacientes hospitalizados, lo que los deja en un colapso institucional.
Si seguimos profundizando en las distintas áreas del sistema de salud, nos encontramos con una realidad triste que solo demuestra nuevamente la incapacidad de esta dictadura que abandona a los pacientes más vulnerable de Venezuela.
Un paciente de VIH debe tener un cuidado especial, no pueden existir retrasos en sus tratamientos ni en la obtención de los distintos retrovirales. Sin embargo, en esta Venezuela el Ministerio del Poder Popular para la Salud dejó de proveer los medicamentos para los pacientes de VIH desde hace dos años aproximadamente incumpliendo su obligación como Estado protector. El régimen está condenando al millón de venezolanos inscritos en el programa nacional de SIDA.
Desde el 2014 dejamos comprar preservativos, también hace cuatro años que el régimen no compra fórmulas maternizadas para alimentar a los niños de las madres que presentan el retrovirus, solo 27% de las mujeres embarazadas portadoras de VIH reciben el tratamiento lo que está aumentando las posibilidades del contagio entre madre e hijo. Tampoco hay campaña de prevención desde el año 2005, no hay medicina preventiva y hemos cedido espacio para que el virus del SIDA se siga propagando y peor aún condenando a las personas a una muerte segura porque no se proveen los medicamentos.
Mi mayor respeto y consideración a todos los pacientes de VIH y el mayor de los reconocimientos a todas las fundaciones que dedican su vida a recolectar los medicamentos para ayudar a todo aquel que lo necesite.
¡Fuerza y Fe!
@angelmachadove