El pasado domingo 1 de julio, día nacional de Canadá, fuimos a misa en la Iglesia del Santo Rosario, en St. Clair, Toronto, mi esposo, nuestro hijo mayor y yo. Al concluir la ceremonia, los asistentes cantaron, sin moverse de sus puestos, el himno nacional. Con mucho fervor, tal como si fuera una parte de la ceremonia que acababa de concluir, las orgullosas voces transmitían un sentimiento patrio que unía, en un solo canto, las voces de los feligreses, en su mayoría canadienses y, con la misma emoción, hicieron su interpretación aproximadamente una cuarta parte de los asistentes de origen extranjero, que reconocen en Canadá como su segunda patria, por ser un país que tiene una política muy definida de acogida a los múltiples extranjeros que allí conviven.
En particular a nosotros nos conmovió mucho pues nos recordamos cuando éramos pequeños y en las Iglesias, en ciertas ocasiones, ponían las notas del himno nacional en el momento de la consagración. Podríamos decir que al sublime momento eucarístico, uníamos nuestro también sublime sentimiento patrio en uno solo. La madre Iglesia y la madre patria juntas en un solo sentimiento humano.
Le dije a mi hijo, me parece que podría ser impactante para los fieles que al concluir las misas dominicales en Venezuela se cante el Gloria al Bravo Pueblo. Podría estimular el sentimiento patrio, la disposición para la acción y el compromiso de la población por un cambio.
La letra del himno es un mensaje preciso contra la dura realidad que se vive en Venezuela. Releyéndola encontramos estas frases “gloria al bravo pueblo que el yugo lanzó… Abajo cadenas (gritaban tanto los señores como los pobres)… Gritemos con bríos muera la opresión… el Supremo Autor un sublime aliento al pueblo infundió…”
Nos parece que si la Conferencia Episcopal Venezolana lo toma como apoyo a los venezolanos que padecemos la situación tan crítica que vivimos hoy día, daría nuevos y renovados bríos para la acción. Por cierto, la “Ley de Bandera Nacional, Himno Nacional y Escudo de Armas de la República Bolivariana de Venezuela” en su artículo 13 dice: “Todo venezolano o venezolana, extranjero o extranjera, podrá interpretar el Himno Nacional diariamente…”
Espero que este mensaje, por intermedio de nuestra amiga Macky Arenas llegue a donde debe llegar.
Montréal, 6 de julio de 2018
Ligia Valladares de Salcedo