La Iglesia Católica celebra cada 1 de agosto la fiesta de San Alfonso María de Ligorio (1696-1787), Doctor de la Iglesia en virtud de sus escritos sobre moral y uno de los santos más populares del siglo XVIII. Fue fundador de la Congregación del Santísimo Redentor, cuyos miembros son conocidos como Redentoristas. Además, es patrono de confesores y moralistas.
Este santo italiano, natural de Nápoles, es autor de numerosas obras: “La práctica de amar a Jesucristo”, “La preparación para la muerte”, “Las glorias de María”. Un lugar especial entre sus obras ocupa la “Teología moralis”, escrito de gran influencia en la formación del sacerdocio.
San Alfonso predicaba con sencillez y le enseñaba a sus misioneros que “un sermón sin lógica resulta disperso y falto de gusto. Un sermón pomposo no llega a la masa. Por mi parte, puedo deciros que jamás he predicado un sermón que no pudiese entender la persona más sencilla”.
Entre sus frases más conocidas está: “No hay gente débil y gente fuerte en lo espiritual, sino gente que no reza y gente que sí sabe rezar”.
Benedicto XVI explicó a los fieles un día como hoy, en 2012, que este santo “nos recuerda que la relación con Dios es esencial en nuestra vida: sin la relación con Dios falta la relación fundamental” y que “Dios nos ha creado por amor, para podernos donar la vida en plenitud”.
San Alfonso María falleció a la edad de 90 años, el 1 de agosto de 1787. Fue canonizado en 1839 y declarado Doctor de la Iglesia en 1871.
Su nombre significa “listo para el combate” y es representado generalmente con el crucifijo en las manos, libros, el rosario o la figura de la Santísima Virgen María, a quien tenía una profunda devoción.
ACI Prensa
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