La casa lleva cinco años “poniendo la misericordia en acción”, lo cual se ha traducido en cerca de cinco millones de raciones de comida repartidas entre los desplazados provenientes desde Venezuela.
La caridad consiste en darnos cuenta de la necesidad y actuar en consecuencia”, afirma el padre José David Caña Pérez, coordinador de este hogar de paso junto a la parroquia San Pedro Apóstol en el sector la Parada, en Cúcuta.
La mención forma parte de un amplio trabajo publicado el sábado 30 de abril de 2022, en el portal Alfa y Omega, vinculado al Arzobispado de Madrid.
Más de 4.000 kilómetros al sudeste, en la Cúcuta colombiana, se levanta la casa Divina Providencia, una apuesta diocesana para dar de comer a los inmigrantes venezolanos que pasan la frontera en busca de una vida mejor.
Esta región, al norte del país, es un lugar de paso desde hace décadas, cuando los colombianos cruzaban a Venezuela en los años en que la economía del país vecino estaba boyante, resalta. “Hoy son los venezolanos los que hacen el camino inverso en busca de una vida mejor”, publicaron.
La casa lleva ya cinco años “poniendo la misericordia en acción”, dice Cañas, algo que se traduce en las cerca de cinco millones de raciones de comida repartidas entre los desplazados. Se trata de “un signo de la providencia de Dios, que es quien lleva esta casa”, indica el sacerdote.
La Iglesia sigue dando de comer cuando nadie lo ve
El trabajo de Alfa y Omega, refiere algunas de las regiones el mundo más necesitadas en este momento: Desde Ucrania hasta Etiopía, pasando por el río Grande o la frontera entre Colombia y Venezuela.
Especialmente habla de la ayuda con los alimentos como un servicio de caridad. La Iglesia sigue alimentando, con focos o sin ellos, a los refugiados de las guerras y a los desplazados por las crisis, indica el portal español.
Ramón Antonio Pérez // El Guardián Católico
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